Todos sabemos que las relaciones de pareja no siempre son fáciles: discusiones, malentendidos, problemas, diferentes formas de ser, pero las relaciones sanas están fundadas en la confianza y el respeto mutuo. Sin embargo, una relación toxica se caracteriza porque en ella predominan los celos, el control excesivo y la falta de libertad por parte de, al menos, un integrante de la relación.
Pero ¿por qué permanecemos en una relación toxica? ¿por qué parecemos incapaces de identificar los síntomas cuando estamos inmersos en este tipo de relaciones? ¿Qué podemos hacer para solucionarlo? Os lo contamos a continuación.
¿Por qué no salimos de una relación toxica?
Cabe recalcar que tanto los hombres como las mujeres podemos mantener una relación que nos hace infelices y, normalmente, no es debido a una única razón sino a la combinación de varias. De forma generalizada, se crea un vínculo de adicción por ambas partes que puede estar sustentado por las siguientes causas.
Dependencia emocional
En ocasiones, la inseguridad de uno, o ambos, integrantes de la relación crea una gran dependencia emocional. Es decir, que sentimos que nuestra estabilidad y equilibrio dependen por completo de la otra persona.
Responsabilidad y preocupación
También podemos sentir que es nuestra responsabilidad lograr que la relación funcione o cambiar a nuestra pareja. En caso de no conseguirlo, nos sentimos responsables del dolor que le podemos causar a nuestra pareja, por lo que no salimos de esta situación. En estos casos, acudir a un profesional que nos ayude a enfrentar la ruptura sin sentimiento de culpa es vital.
Manipulación
No es de extrañar que una de las partes utilice el chantaje y la manipulación emocional para lograr que nos sintamos culpables e impedirnos así plantearnos si quiera terminar la relación.
En definitiva, es importante que aprendamos a identificar las características de una relación toxica para así pedir ayuda de forma temprana.
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